“Me seréis por pueblo, y yo os seré a vosotros por Dios.”
Jeremías 30:22
El cristianismo primitivo se aferró al Antiguo Testamento como escritura, más allá de lo que se podría considerar como un registro histórico. Si bien el pueblo judío lo preserva como los libros inspirados (haciendo énfasis en sus tres divisiones), hemos de considerar que el judaísmo ha tomado con el devenir delos años otro rumbo en cuanto al enfoque que el cristianismo le ha dado. El Talmud, y sus respectivas divisiones, si bien pueden ser interesantes en el quehacer cristiano del Antiguo Testamento, vienen a correr por un carril propio netamente dentro del judaísmo.
La relación del cristianismo con el Antiguo Testamento, también tiene un carácter histórico, pues a los cristianos se les consideraba inicialmente como una secta del judaísmo primitivo. Aparte de que las primeras escrituras guardadas por la iglesia del primer siglo y tomadas como inspiradas, fueron básicamente el Antiguo Testamento, y esto antes de que los primeros escritos cristianos fueran reconocidos como parte de la escritura. Por otro lado, Jesús cuando señaló aspectos importantes acerca de él y su ministerio. Siempre se apoyó en los escritos antiguos testamentario. Es más, mencionó pasajes específicos y profetas que daban fe de su venida al mundo y su misión dentro de la raza humana. Así pues, podemos decir que los escritos del Antiguo Testamento se constituyen en la base de lo que llegaría a ser el Nuevo Testamento, de tal forma que éste viene a ser el cumplimiento de aquel. Su separación considerándolo de este modo, es más de carácter sistemático, ya que fueron tomados como continuación y cumplimiento de los escritos más antiguos, que si bien relatan la historia del pueblo de Dios, y su caminar con él, vienen a ser figura del “nuevo” pueblo de Dios, suscrito en lo que conocemos como la Iglesia.