“Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, conforme a mi evangelio; 9por el cual sufro penalidades, hasta el encarcelamiento como un malhechor; pero la palabra de Dios no está presa.”
2 Timoteo 2:8-9
Como cristianos encontramos muchos desafíos que afrentan a nuestra fe. Enseñanzas y pensamientos falsos asaltan nuestra lealtad a Cristo. El sufrimiento nos tienta a pensar que Dios no está en control o que él no quiere lo mejor para nosotros. Nuestras relaciones con otros creyentes a veces vuelven tan tensos que podamos dudar el valor de la iglesia. Pablo, sin embargo, tuvo respuestas para tales dificultades – respuestas que él resumió en sus cartas desde la prisión.